Frío, frío, frío, frío; frío como el agua del río; mucho frío, frente en altura, onda polar, esa onda; frío en Bolivia, frío en Argentina, frío en Paraguay, frío en Brasil, frío en Chile, uy qué frío; cómo os ven y no os cubren, ¡Dios mío!, la camanchaca se escarcha en el norte, ¡chuuuuu...!, ¿y en Champa?; no, en Champa llueve a la antigua como en Llanquihue; falta forraje para los animales; terremoto blanco en Aysén; ayayay. Ah, pero estamos en invierno. Ah, bueno, entonces sí. Pero igual no bajemos los brazos, hagamos algo, tapémonos; no, pero aparte de eso; sí, bueno, tengo una amiga suiza que fue al salar de Uyuni, porque ¿puedes creer que hay gente que PAGA por ir al Salar de Uyuni?, uyuyuy, qué gente; sí, hay gente y gente; claro, y me contó que las únicas veces que no sintió frío fue cuando estaba comiendo; ¿comiendo qué?; no sé, no le pregunté, pero hagamos algo; OK.
Ven para acá que te voy a preparar unas lentejas comen las viejas.
La operación se fragua la noche anterior, o sea, anoche.
Anoche se dejan remojando las lentejas en abundante agua fría, porque para eso hay harta.
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Disquisición: Prepararía lentejas más seguido si no fuera porque me falla la memoria. Se me olvida dejarlas remojando la noche anterior. Para que no seas como yo, querido lector, querida lectora, sugiero inventar algo para que te acuerdes; por ejemplo, cambiarse de muñeca el reloj. Ah, pero no usas reloj..., bueno, nadie es perfecto, total caminando rápido ni se nota; entonces puedes poner un post-it en la almohada... ¿que tampoco tienes cama...?, ¡válgame Dios!, no tienes reloj, no tienes cama, ¿quién te crees que eres?, ¿Ghandi?... ¡Anda y hazte una cruz en la frente con marcador indelebelele, así te acuerdas cuando te vayas a cepillar los dient...! No, déjalo así. Perdón. No quería tocarte ese tema. Lo siento. En serio... Ya sé: avísame cuando tengas ganas de preparar lentejas, porotos, garbanzos, legumbres en general, o cuando quieras dejar carnes marinando toda la noche y yo te pego un telefonazo antes de acostarme. Ya está. No, de nada.
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...harta.
Al otro día, se escurren y se ponen a cocer -entre 15' a media hora, depende de lo chúcara que sea la lenteja- en no tan abundante agua (pero hay que estar mirándolas; no es un buen momento como para ir a depilarse las piernas) con un cubito de caldo; a menos que seas Chef Diplomado, porque ésos le ponen caldo de verdad.
Una vez que las lentejas están blanditas (lo que se comprueba -con cierta dificultad, porque hay que destapar la olla, y entonces se arroja a tu rostro el monstruo Vapor Hirviendo; y después las lentejas, que parece que saben de tus siniestras intenciones, te queman la lengua en un postrer intento de evitar un destino aciago- probándolas), agregas dos puñados de arroz. Los que tengan manos grandes, agreguen dos puñaditos y dejen su número de teléfono para una amiga mía que está en edad de merecer.
Todo el mundo sabe que el arroz, cual casquivana, está listo en 20 minutos. Mientras eso ocurre, corta una cebolla, más bien chicoca, en cuadritos -no necesariamene geométricos- y sofríela junto a una generosa cantidad de chorizo, choricito o choricillo, no importa, lo que tengas más a mano. Ponle también un poco de pimentón rojo, ajo a indiscresión, condimentos al gusto tuyo y orégano al gusto mío. Listo el sofrito y pasados los 20', todo a la olla. Prueba. Ve si necesita más sal. No abuses, recuerda que eres "carne de hipertensión arterial". Apaga.
Dale cinco minutos de reposo.
Suficiente como para preparar una ensalada de tomates.
Sirve y lleva a la mesa con: a) huevo duro molido si vives solo, b) queso rallado si estás familiarizado con el olor a patas, c) un soberbio huevo frito si eres bon vivant o d) a capella si eres espartano.
El vinito tinto lo llevo yo, faltaba más.
7 comentarios:
Naaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!
¿quedó aunque sea para un platito recalentado?
Claro, recalentadas son más ricas.
con huevo frito! ñam ñam
Cicere e riso, e puoi..., un sorrisso.
Pero, ¿allá no conocen el lentejón chileno, que no hace falta remojarlo?
¿Como será que le dicen allá?
Ah, bueno, si vamos a empezar a creerle a la denominación de origen...
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