Fábula del pollito, la vaca y el gavilán
Caminaba cierto día -y por razones que nos resultan del todo desconocidas- un pollito a campo traviesa, cuando de pronto quiso Fortuna que acertara a sobrevolar el lugar, con una sincronía que ya quisiéramos para los taxis en día de lluvia, un soberbio gavilán con hambre de tres días.
Alertado el pollito por atávicos instintos, corrió a buscar refugio ante tan inminente peligro; no encontrando más amparo que una voluminosa vaca que, como mudo testigo, masticaba concienzudamente las briznas de planta herbácea de la familia de las leguminosas que aún persistían a pesar de que ese año había sido poco lluvioso.
Llegóse el pollito hasta la res, cobijose bajo la panza de esta última y confió en que el falconiforme no pudiera atraparlo.
Estaba en eso, confiando, cuando de pronto observó con espanto que la mole que lo albergaba se ponía en movimiento uniformemente acelerado, y, como los males nunca vienen de a uno, sintió que una sustancia pastosa y caliente -que más tarde decodificó como "materia fecal" u/o "bosta"- lo cubría de cuerpo entero
- ¡Pío, pío, pío!- se quejó el pollito con tristeza de tango una vez que logró asomar la cabeza fuera de la mierda; pero lo peor estaba ad portas: el gavilán -a quien los dioses habían distinguido con la Virtud de Saber Esperar el Momento Oportuno, y aparte con un ojo de lince- se abalanzó sobre el pollito, lo atrapó, lo sacudió un poco para quitar el exceso de aderezo y se lo zampó de un bocado.
Moraleja:
Si bien es cierto que no hay que descartar que el que te brinda eventual amparo pueda, a la larga, cagarte; no es menos cierto que el que te sacare de la mierda pudiere o pudiese ser tu enemigo. No obstante, no albergues la menor duda en cuanto a que mientras te encontrares con el "agua" al cuello, lo más aconsejable es no decir ni pío. Last but not least, no todo lo que parece mierda lo es. Como el sushi. Que es pescado crudo.
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Este cuentito es más viejo que el hilo negro, lo sé, pero no por viejo lo vamos a jubilar.
Otra cosa; el otro día noté que la palabra "hisopo" ya pasó a los Cuarteles de Invierno. Resulta que siempre presto mi texto escolar a alguno de los pajaritos que no lo lleva a la clase (después tengo que andar haciendo malabares para recuperarlo, pero esa es otra historia), y uno de ellos, uno con mucha iniciativa -que es lo que hace falta en este país-, en el libro de Séptimo Básico, en una parte donde decía "hisopo", corrigió y escribió arriba "isótopo".
3 comentarios:
pasa que el tardocapitalismo ha convertido al "hisopo" en "cotonete" (al menos acá en Trasandinia).
Aaaaahh, ¡el cotonito!
No, acá el hisopo es, era, esa especie de brochita con la que se esparcía la crema de afeitar.
Ahora entiendo, gracias gabrielaa. Voy a tener que recurrir más seguido al sitio de "modismos chilenos"
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