viernes, 25 de junio de 2010

A ver, ordenémonos

Cuando aún faltan 10, o 12, o 48 horas para el partido de Chile y España -no sé, si lo supiera sería ingeniera-, quiero decir que he notado cierta, cómo decirlo, cierta exitación, cierto goce por parte de los argentinos al acariciar la idea de que les ganemos a los españoles. Es decir -y corríjanme si estoy equivocada, cosa que dudo-, están haciéndole barra a Chile; no sé si lo habían analizado desde este punto de vista. Y quiero dejar en claro, con la franqueza que me caracteriza a veces, que no estoy en absoluto de acuerdo con aquello.
Me explico: si algo ha caracterizado a lo largo y ancho de la historia a nuestras relaciones -en la acepción no sexual de "relaciones"- es la animadversión; y me imagino que no vendrá a discutirme esto ningún cabecita caliente. O sea, cuando leo, por decir algo, diario Clarín, noto con espanto que cada día nos parecemos más, al punto que a ratos me confundo; básicamente porque los diarios no hablan; o mi PC no tiene tarjeta de sonido, una de dos. Por tanto, estamos corriendo el riesgo de dañar irreparablemente el frágil equilibrio del actual estado de cosas entre chilenos y argentinos. Y aparte está eso del Efecto Invernadero; eso que dice que cuando un tipo se rasca un sobaco en Madagascar, otro estornuda en Mineápolis. ¿Qué vendrá después? ¿Paz mundial? ¿La cura para el cáncer, justo ahora que tengo pensado invertir en acciones de Pfizer las dos lucas que me sobran todos los meses? No, no, no, no, no. Bajemos un cambio, respetemos las tradiciones, cuidemos nuestras diferencias porque de lo contrario el día menos pensado vamos a ir para allá -y permítanme que por unos instantes apele directamente a los argentinos- a quemar sus aldeas y violar a sus hombres. Y no les va a gustar. Yo sé por qué se los digo.
Además si España se va para la casa, se va a poner contento un argentino, dibujante, blogudo (pero no el blogudo a sueldo; otro) para más señas, y que un día, a pito de nada por el puro placer de ejercer el totalitarismo con férula de hierro, y porque parece que creyó que un día yo le dije "salame", me borró un comentario.

4 comentarios:

mosca brava dijo...

Lo voy a decir ahora, con el diario del viernes para evitar suspicacias, y clarito aunque no sea yo el aludido así en forma directa (en realidad me sentí aludido cuando dijeron que van a bajar de las montañas a violarnos [es que estamos esperando al ejército de amazonas]): ¡Quiero que España quede e-li-mi-na-da! Si esto es "hacer barra por Chile", me chupa un huevo o me la pica el pollo o como se diga en tus pagos. Aparte, a la hora de la violación (y una cachito antes tambien) jamás me importaron las nacionalidades.

aleida-g dijo...

Pero me extraña, si desde que tuvimos a Màximo Saúl somos familia.¡No nos une el amor sino el espanto !

moncho dijo...

... es que a los ibéricos se la hemos jurado hace como 200 años, y en cambio con los hermanos shilenos nos une una animadversión mucho más reciente.
Y a la hora de las violaciones coincido con mosca brava (no sabía que era mosca macho)la nacionalidad no es relevante, o al contrario, es un valor agregado.
Chi Chi Chi le le le ...!!!!
Ah? cómo que perdieron?... púuucha, pero buéh siguen carrera

moncho dijo...

Hipótesis 2
Tal vez en el inconsciene colectivo de acá, nos regodeamos fantaseando (ellos) algo así como que "estos shilenitos de al lado necesitaban un DT argentino para ganarle a alguien"