domingo, 26 de septiembre de 2010

Qué loco, ¿no?

La palabra "proactividad" -esa que secuestraron los psicólogos que seleccionan personal y los gerentes de recursos humanos; esa que nos endilga el jefe o la jefa cada vez que quiere conseguir que trabajemos como enajenados- la inventó un psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración.

Así que a tascar el freno y a buscar en nuestra rica vida espiritual aquello que nos haga sobrevivir incluso en las condiciones más extremas de sufrimiento y deshumanización.

No otra cosa significa la palabreja.

Y si nos siguen fregando, que alguien(*) toque a degüello.

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(*) El proactivo.

Las Ineructables Aventuras de la Asombrosa Mujer Churrasco

No, perdón, quise decir "ineluctables".

Bueno, en fin.




Tan-tararaaaaaaán, tararara-rarara-raraaaaaaaán: Cúcala Mácara Entertainment presents...

¡LAS ASOMBROSAS AVENTURAS DE LA INELUCTABLE MUJER CHURRASCO!



Hoy presentamos,



Picnic








Mujer Churrasco va a la Playa











Y en espectacular programa triple,




Chorizos de Sangre







(¡Gracias aleida-g!)


jueves, 23 de septiembre de 2010

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bicentenario (3)

Tradicionalmente agosto es un mes jodido en Chile. En las mañanas cae una helada que cala los huesos, así que hay que salir con más capas que una cebolla; pero al mediodía sale un sol que obliga al striptease. Y a la tardecita, otra vez un frío tremendo.
La mayor complicación, aparte de que uno no sabe qué ponerse, es que hay gente que se enferma y se muere (bueno, se morían. Antes. Cuando no había Tapsin); por eso se acuñó la frase "hay que pasar agosto". Por ejemplo, si uno ve a un compañero medio moquillento en el invierno (junio - julio) le palmotea la espalda y entre risitas socarronas le dice, "uyuyuy, viejito, cuídate que hay que pasar agosto", y el pobre, además de enfermo queda como psicoseado. Saltón, digamos.
Yo creo que este dicho viene de 1910, cuando acá se celebró el Centenario.
Ese año el Presidente Pedro Montt, que ya andaba medio Maluenda, viajó en mayo a Argentina a celebrar con los vecinos. Ahí se puso Malena de frentón. Tanto, que decidió viajar a Alemania en busca de una cura porque parece que ya entonces los alemanes eran pulentos.
No seré yo quien arroje una sombra de duda sobre los alemanes, pero lo cierto es que con el presidente nein nein nein. El tipo se puso peor y allá mismo vistió el Pijama de Palo, a mediados de agosto.
Trámites más, trámites menos, la cosa es que lo traen de vuelta y mientras lo ponen en su residencia final, se resfría (por lo del solcito y las heladitas y eso) Elías Fernández Albano, quien había asumido la presidencia de la joven y pujante nación.
Cuento corto: palmó el 6 de septiembre.
Gran consternación gran.
Sin duda, la culpa la tenía el cometa Halley y su frondosa cabellera, dijeron.
Básicamente porque acertó a pasar por aquella fecha y, sobre todo, porque todavían no tenían la costumbre de echarle la culpa a agosto.
¿Qué probabilidades hay de que se muera el presidente de un país, asuma el vicepresidente, también se muera, y todo en menos de un mes?
No tengo idea.
La que tampoco tenían idea era la delegación argentina que había venido a la fiesta del centenario. No tenía idea de qué hacer con una bandejita bien mona que había traído de regalo y que, ¡horror!, tenía las iniciales E F (por Elías Fernández).
Peeero, calma m'hijo, tranquiléin john wayne; acá no le hacemos la vida cuesta arriba a los argentinos, nada que ver, todos son infundios. Alguno podrá alegar que acá tratan mejor a las argentinas que a los argentinos, pero eso hoy en día no representa ningún problema; la ciencia ha avanzado tanto que eso te lo arreglan fácil. Y todos tan felices, viviendo en buenos barrios; qué te digo, Ñuñoa, Providencia, Las Condes, Vitacura, Placita Yarur. No como uno, que vive en la Florida.
Perdón, me aparté un poco del tema y todavía tenemos a esos argentinos sin hallar qué hacer con la bandejita.
Si, porque nos traían una bandejita de regalo por los 100 años.
Un regalo súper útil. Práctico. Para llevar el desayuno a la cama, por ejemplo.
No como los franceses, que mandaron una tremenda estatua que no había dónde ponerla, así que la mandamos a la punta del cerro (aunque ahora los curas andan diciendo que no, que nada que ver, que ellos la compraron).
O los alemanes, que no solo NO MOVIERON UN DEDO por el presidente, sino que además regalaron una fuente que no sirve ni para llevar el desayuno.

Ah, los argentinos, cierto. A los argentinos les solucionamos el problema de la bandejita con las iniciales de Elías Fernández de una manera bien simple: asumió la presidencia Emiliano Figueroa.

No, nada.
Cuando gusten.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Bicentenario (2)

En el marco de la celebración del Bicentenario, dicen, se acaba de reabrir el Estadio Nacional luego de una manito de gato que le dieron.
¿Novedades?
Que ahora está más chico.
Sí, porque cuando todo indicaría que en otras partes los estadios los amplían, acá los reducen. Porque somos así, especiales; no andamos haciendo lo que hace todo el mundo ni lo que indicaría la lógica.
Misma lógica que dice que si los estadios tienen una cancha de fútbol al medio resulta que se van a llenar de gente que, las más de las veces, van a ir a ver partidos de fútbol. Y una parte de la gente que va a ver fútbol a veces es medio temperamental, medio enojona, medio cabecita caliente, medio de mecha corta, medio energúmena, y frecuentemente la mitad energúmena le gana a la otra mitad, a la no enegúmena, y agarran y rompen todo. Así que esos asientitos bien mononos que le pusieron a la galucha van a durar lo que duró el diablo en misa.
Otra cosa que comentamos en mi casa -mientras tomábamos onces y mirábamos el partido de Chile contra Uruguay- es esa cosa del nombre que le pusieron ahora.
Resulta que no nos gustó para nada que le pusieran el nombre de un periodista deportivo. Y ojo, no tenemos nada contra la institución que es don Julito Martínez. A pesar de que tengo motivos de sobra, porque mi papá -y yo, por añadidura- lo escuchaba en la radio todas las santas mañanas durante los 24 años que viví con él. Tampoco significa que seamos de ese tipo de gente que se queja por todo. No, nada que ver. Pero como que no nos cuadra.
Entonces hicimos rápidamente una encuesta entre nosotros. Recogimos datos, interpretamos, tabulamos, hicimos gráficos, y ya estamos en condiciones de entregar a la opinión pública el resultado de nuestro trabajo: Al Estadio Nacional debieron ponerle "Estadio Manuel Plaza".
Fundamentación:
Manuel Plaza fue un señor que repartía diarios por allá por los inicios del siglo pasado y -acá vamos a usar un recurso que se llama "condensación temporal" porque ando medio corta de tiempo- que obtuvo una medalla de plata (la primera para el país) luego de correr la maratón el año 1928 en Amsterdam.
Hasta hace un tiempo, había un gimnasio (gimnasio de los de antes, no de estos con maquinitas y entrenadores personales que te venden unos polvitos para que te salgan músculos, como los de ahora) cerca de la Plaza Egaña que llevaba su nombre, pero entre los punkies que se agarraban a escupitajos en unos festivales que hacían y la construcción de la línea del metro y nos sé qué y no sé cuánto, parece que ya no está.
Ahora bien, ¿cuál es la gracia de Manuel Plaza?
Bueno, el tipo ganó una medalla, ¿te parece poco?
Claro, argumentarás, pero de plata, o sea que llegó segundo.
Exactamente, y ahí está la gracia, porque el llegar segundo preservó en él - y en nosotros- cierta dosis de humildad que nos hace tan agradables a la vista y al trato en libre plática. Al llegar segundo nos salvó de la arrogancia. Si hubiera llegado primero nos habríamos convertido en unos tipos francamente insufribles.
Además hay una leyenda en todo esto del segundo lugar. Una cosa como Owens v/s Hitler. O Edipo v/s Destino Funesto. O Depredador... bueno, eso.
Imagínate: 1928, un chilenito repartidor de diarios está en Amsterdam y se apresta para correr la maratón. O sea, la MARATÓN, no sé si me explico. No estamos hablando de esas pruebas de tirar cosas, correr un poquito, dar saltitos, no, estamos hablando de correr un montón. Además el viaje debe haber sido eterno. Y en barco. O sea, en barco y eterno. Y nada de esas mariconadas de jet-lag como ahora; el tipo se mandó al pecho como 18 días de viaje; en barco; ¿te imaginas el meneíto? Y además con la posibilidad de chocar con un iceberg y... uyuyuy. Sólo pensar en Di Caprio y se me paran los pelos. Entonces, recapitulemos: tenemos al chilenito repartidor de diarios en Amsterdam, después de un viaje eterno en barco y habiendo sobrevivido a un posible choque con un iceberg listo para correr la maratón. En 1928. ¿Y entonces qué pasa? Entonces es presa de la más desgraciada de las maldiciones: la Maldición que hace que justo cuando estemos ahí, ahí, ahí, solos frente al arco, a punto de alcanzar Fama, Gloria y Fortuna, esas chicas tan esquivas, ¡zas! que la chuteamos fuera. Resulta que Manolito se nos apensionó. Le vino como una morriña, una saudade, una nostalgia. Empezó a echar de menos la cordillera, el vino tinto, las empanadas, pero sobre todo -cuenta la leyenda- la cazuela de ave.
¿Y quién podría culparlo, digo yo?
Así que así estaba. Corriendo por las calles de Amsterdam y echando de menos la cazuela de ave soltera, con zapallo, con generoso trozo de choclo, con unos porotitos verdes haciéndose los locos, con un alguito de arroz al dente, con un toquecito de cilantro... aaaahhh, si hasta parece que la huelo.
O capaz que fueron esas vitrinas, vidrieras o escaparates que dicen que hay por allá... no sé, lo concreto es que Manuel Plaza se nos perdió, se nos extravió, agarró para el lado de los quesos, fue presa del Síndrome del Teniente Bello; pero así y todo cruzó la meta sólo 30 segundos después que el argelino nacionalizado francés que ganó el oro, la fama, la gloria, la fortuna y capaz que hasta un estadio que lleva su nombre.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Carpe diem

Corona de flores de papel desvaído colgando de una cruz de madera reseca y sin nombre en un cementerio de pueblo fantasma, sin fantasmas, en medio del desierto más árido del mundo, es el top one de Cosas Acongojantes que me ha tocado ver.

e

"Vivimos tiempos exponenciales", escuché hoy -entre cabeceada y cabeceada(*)- en una parte en que estaban hablando de una cosa (y que tengo que escuchar atentamente porque me mandan de "oyente" todos los jueves).

"...multiplicar de manera exponencial su capital", leo en un blog, hace un rato.
No es que la plata me quite el sueño, pero me espabilé un poco. Y no se me formó ni se me deformó nada, por suerte.

"...ahhhh el señor exponencial..." Epa.

¿Cuántas veces es recomendable ingerir "exponencial" al día según la OMS?


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(*) Cuando será el día que repartan equitativamente la Torta de las Horas de Sueño.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ministro de Salú


Éste es, éste mismito.
Éste es el ministro que el año pasado, mientras era Director Médico de la clínica de Piñera, esperó a que al Piñera Chico se le pasara la borrachera para mandar que le tomaran la alcoholemia después del choque.
Éste es el que quiere que les manden vino a los mineros que están atrapados pa' celebrar Fiestas Patrias.
Después que no se quejen si afuera nos toman como el Paraíso Fiscal de las Libaciones.

Pelotas


Labores de primavera


Empezó el calorcito y salieron como callampas los y las que se están "cuidando".
Sepan que con eso se hacen un flaco favor.


sábado, 4 de septiembre de 2010

Bicentenario

"Hay progresos evidentes en el siglo transcurrido, ello no puede negarse. Pero esos progresos corresponden a la acción de toda la colectividad y en mayor proporción, si se quiere, a la clase proletaria que es el único agente de producción, de creación, de ejecución de las ideas y de los pensamientos. Pero esos progresos ostensibles, son precisamente la causa de la miseria proletaria. El progreso está construido, pues, con cuotas de la miseria."

(Luis Emilio Recabarren, 3 de septiembre de 1910)

viernes, 3 de septiembre de 2010

Septiembre

(Ellos)
Pocas cosas son más fomes
que la clase de Lenguaje,
si la cosa sigue así
¡nos vamos a ir de viaje!

(Yo)
A ustedes nada les gusta
y son un cero a la izquierda,
si no cambian de actitud
se van a la misma... miércale.

¡Aro, aro, aro!
Septiembre, Fiestas Patrias, payas y pullas en clase con el octavo básico. Oportunidad ideal para sincerarnos.
Y que Dios nos pille confesados.



jueves, 2 de septiembre de 2010

El tiempo

Oye, déjense de bromas, la sudestada llegó hasta acá.
Lo peor es que hace un frío que parecen dos.

Y el calentamiento global, bien gracias.