miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bicentenario (3)

Tradicionalmente agosto es un mes jodido en Chile. En las mañanas cae una helada que cala los huesos, así que hay que salir con más capas que una cebolla; pero al mediodía sale un sol que obliga al striptease. Y a la tardecita, otra vez un frío tremendo.
La mayor complicación, aparte de que uno no sabe qué ponerse, es que hay gente que se enferma y se muere (bueno, se morían. Antes. Cuando no había Tapsin); por eso se acuñó la frase "hay que pasar agosto". Por ejemplo, si uno ve a un compañero medio moquillento en el invierno (junio - julio) le palmotea la espalda y entre risitas socarronas le dice, "uyuyuy, viejito, cuídate que hay que pasar agosto", y el pobre, además de enfermo queda como psicoseado. Saltón, digamos.
Yo creo que este dicho viene de 1910, cuando acá se celebró el Centenario.
Ese año el Presidente Pedro Montt, que ya andaba medio Maluenda, viajó en mayo a Argentina a celebrar con los vecinos. Ahí se puso Malena de frentón. Tanto, que decidió viajar a Alemania en busca de una cura porque parece que ya entonces los alemanes eran pulentos.
No seré yo quien arroje una sombra de duda sobre los alemanes, pero lo cierto es que con el presidente nein nein nein. El tipo se puso peor y allá mismo vistió el Pijama de Palo, a mediados de agosto.
Trámites más, trámites menos, la cosa es que lo traen de vuelta y mientras lo ponen en su residencia final, se resfría (por lo del solcito y las heladitas y eso) Elías Fernández Albano, quien había asumido la presidencia de la joven y pujante nación.
Cuento corto: palmó el 6 de septiembre.
Gran consternación gran.
Sin duda, la culpa la tenía el cometa Halley y su frondosa cabellera, dijeron.
Básicamente porque acertó a pasar por aquella fecha y, sobre todo, porque todavían no tenían la costumbre de echarle la culpa a agosto.
¿Qué probabilidades hay de que se muera el presidente de un país, asuma el vicepresidente, también se muera, y todo en menos de un mes?
No tengo idea.
La que tampoco tenían idea era la delegación argentina que había venido a la fiesta del centenario. No tenía idea de qué hacer con una bandejita bien mona que había traído de regalo y que, ¡horror!, tenía las iniciales E F (por Elías Fernández).
Peeero, calma m'hijo, tranquiléin john wayne; acá no le hacemos la vida cuesta arriba a los argentinos, nada que ver, todos son infundios. Alguno podrá alegar que acá tratan mejor a las argentinas que a los argentinos, pero eso hoy en día no representa ningún problema; la ciencia ha avanzado tanto que eso te lo arreglan fácil. Y todos tan felices, viviendo en buenos barrios; qué te digo, Ñuñoa, Providencia, Las Condes, Vitacura, Placita Yarur. No como uno, que vive en la Florida.
Perdón, me aparté un poco del tema y todavía tenemos a esos argentinos sin hallar qué hacer con la bandejita.
Si, porque nos traían una bandejita de regalo por los 100 años.
Un regalo súper útil. Práctico. Para llevar el desayuno a la cama, por ejemplo.
No como los franceses, que mandaron una tremenda estatua que no había dónde ponerla, así que la mandamos a la punta del cerro (aunque ahora los curas andan diciendo que no, que nada que ver, que ellos la compraron).
O los alemanes, que no solo NO MOVIERON UN DEDO por el presidente, sino que además regalaron una fuente que no sirve ni para llevar el desayuno.

Ah, los argentinos, cierto. A los argentinos les solucionamos el problema de la bandejita con las iniciales de Elías Fernández de una manera bien simple: asumió la presidencia Emiliano Figueroa.

No, nada.
Cuando gusten.

1 comentario:

mosca brava dijo...

Mi abuelita decía por los viejitos: "agosto los prepara y setiembre se los lleva".
Ah! Otra cosa: Yo pisaré las calles nuevamente, pero recuérdeme que sea al mediodía.