jueves, 18 de febrero de 2010

Gulliver

"Los viajes de Gulliver" es un libro que tienes, que TIENES que leer.

Y déjate de perder el tiempo con Dan Brown, Paulo Coelho, Isabel Allende y Arturo Pérez Reverte, que ya estás grandecito para eso.

Mira, anda al espejo más cercano y ve si tienes más de dos dedos de frente.
Lo más probable es que así sea, así que hazme caso y lee Gulliver.
Te puedo perdonar que no leas "El lazarillo de Tormes", pero no Gulliver.
No, mentira; no te perdono nada.

Bah, haz lo que quieras.


En un plano más íntimo -porque estoy haciendo mérito para que cuando alguien quiera hacer una reseña de este blog, diga que es un diario íntimo-, anuncio que, cansada de esperar que aparezca el gran hombre detrás de quien toda la vida he querido estar, no me están dejando más remedio que crecer.
Lo digo sin asco.
En lo inmediato, estoy dedicada en cuerpo y alma al trabajo de buscar trabajo.
Y parece que lo voy a encontrar.
¡Maldición!
Con eso se iría al tacho mi largamente acariciado proyecto de tomarme un año sabático.
Y justo cuando ya llevo siete meses.
Al final nunca termino nada.

Y como los males jamás vienen de a uno, parece que voy a encontrar varios trabajos.
O sea que me voy a ver en la necesidad de elegir.
Y yo tengo un sentido de desorientación natural a la hora de elegir.

Además de trabajo, también pretendo realizar las negociaciones que vengan al caso para obtener el grado académico de magíster.
Magíster en Gestión y Liderazgo Pedagógico, se llama la cosa.
En lo de "gestión" me da un poco de asquito, hay que decirlo.


Hablando de otra cosa que no sea yo -para que no digan después-, ¿sabían que a Cicerón le decían así, Cicerón, por un grano con forma de garbanzo (cicero) que tenía en la nariz?
Pues sí; efectivamente.
O sea, el tipo pasó a la historia por un mote, por un apodo.
Como Claudio, el emperador romano; quien, si hemos de creerle a "Yo, Claudio" (¿se acuerdan de ese culebrón de la BBC?; era buena ésa; yo tenía como tres meses de vida, pero me acuerdo como si fuera hoy), era cojo.
Y si hemos de creerle a un novio que tuve (bueno, yo le creí como tres años... Eeeehhh, en un conteo rápido y que no viene en absoluto al caso, detecto que "como tres años" es mi tope de credulidad), "claudio" significa cojo.
Cojo de cojear.
Me acuerdo de haberlo consolado tiernamente, al novio, cuando se lamentaba por llamarse Claudio, mientras su hermano se llamaba Ignacio. "Ignacio, ¿te das cuenta?... Ígneo... ¡de fuego!", me decía; con todo lo que se llama "amor propio" lacerado.

Uuuuh, ¡estuvimos a así de terminar hablando de mí!

Continuemos.

Nacional:
Queramos o no, se nos viene otra vez el Festival de Viña.
Y otra vez no traen a Gloria Trevi.
Ni a Santa Esmeralda.
Ni a Hues Corporation.
Ni a Lucio Dalla.
Ni a Mocedades.
¿Por qué no traen a Mocedades?, ¿ah?

http://www.youtube.com/watch?v=Z6UtAdQHwJM

2 comentarios:

gabrielaa. dijo...

uh! Santa Esmeralda!
qué flash

Anai Le dijo...

(Oh Lord, please don't let me be misunderstood.)