miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dioslexia

(...)Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
adonde mis pies no llegan
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla...
Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina.
(Miedo, Gabriela Mistral)




El otro día tuve que ir a misa.

Y al primero que me diga "¿pero, cómo?... si en el último censo declaraste ser 'no católica'... ¡Inconsecuente!... ¿Y la Inquisición?... ¿Y las bulas?... ¿Y los curas pedófilos?... ¿Y cómo es eso de tuve que ir?... ¿Qué se fizo el Libre Albedrío?...", lo mando desalojar. Ganarse el puchero nuestro de cada día bien vale una misa.

La misa en cuestión era por los alumnos de Octavo Básico, que pasaron a mejor vida: el próximo año, en Primero Medio, ya no tendrán que usar cotona (ellos) ni delantal (ellas).

Del sacerdote oficiante se podría haber dicho cualquier cosa. Pero en serio, cualquier cosa. Excepto que su lengua materna era el castellano. O que lo que sabía lo aprendió en una noche fogosa entre los hercúleos brazos de un monolingüe marino mercante chileno, en una maloliente habitación de una pensión de puerto europeo, iluminada apenas por una luz mortecina, por allá por la década del 50. Aunque por esto último no me la jugaría.

A su favor declaro que oírlo era una caricia para mis huesecillos que aún no se acostumbran a la horrísona habla chilena. Y eso que nací acá. Y hablo en chileno.

En plena Homilía, estaba yo semi adormecida entre sonidos faríngeos, uvulares y glotales cuando de pronto el curita dice:

- Díos tiene pguépagado paga ústedes un togno...

Y ahi se me armó, se me formó un oooooh, my loove, Demi, my darling, Arcilla (suspiro) I've hungered, Patrick, for your tou... ¡Pucha que es paleteado Dios!

- ... un tgono...




Al rato vino la Profesión de fe, pero ¿me quiere alguien explicar para qué quiere uno un trono?

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