Cediendo por una vez a la más baja de las pasiones, la pasión por uno mismo (sí, porque las pasiones se clasifican de acuerdo a la proximidad respecto al apasionado. A saber, la más elevada es la pasión por Dios -cualquier dios; si eres politeísta tienes que elegir uno- y la más baja, lo que tiene uno más a mano, o sea uno mismo. En el medio están todas las otras cosas que te apasionan: la patria, la familia, la vecina, el sodero, los jovencitos, la cría y reproducción de equinodermos, las discusiones acerca de qué es arte, rascarse allí, en fin, esas cosas que te gustan tanto. Hay que procurar, eso sí, mantener un equilibrio entre las pasiones porque si no la cosa puede ponerse fea. Te explico, por ejemplo los santos. Los santos son unos tipos apasionados por Dios. ¿Y? -te preguntarás-, y -te respondo- todo bien con eso; si decides ser santo voy a ser la primera en felicitarte; si el día de mañana comparezco ante un tribunal por alguna cosa, esa cosa nunca será la hagiofobia ni la hagiofagia. Entonces, al rato después que te mueras -"rato" en sentido bíblico- construirán en tu honor uno o más edificios enormes con nave central, naves laterales, columnas, rosetones, pórtico abocinado decorado con relieves o bien fachada con arquivoltas de medio punto; una monada. También te sacarán en procesión por el barrio una vez al año -aunque si eres un santo re copado te van a ir a ver; se llama "peregrinación"- y pondrán tu nombre a una calle más o menos importante según un ranking de santos, aprobado por el Vaticano, que tienen los nominadores de calles. Peeeero, hay un detallito: los santos normalmente mueren traspasados por flechas, asados a la parrilla o devorados por las fieras, y ésa no se la doy a nadie. Aparte está ese asunto de que los santos ven cosas y oyen voces... o sea, hay que contemplar la posibilidad de que no termines en un altar, sino en el manicomio más cercano. Por eso, lo recomendable es equilibrar las pasiones. Cosa nada fácil si te apasionan muchas cosas; por tanto, yo sugiero que te centres en dos y de similar envergadura. Es decir, si te apasiona Dios, apasiónate por ti; si te apasiona el fútbol y la cerveza, termina con la morenaza de Finanzas, y así. Pero volvamos a lo que nos convoca; o sea, yo), y para demostrarles que yo sí me codeo con ar-tis-tas, he preparado esta pequeña pero juguetona retrospectiva.
1993: Atrapada en un lapso de placentera somnolencia.
Dibujo realizado por un amigo con intenciones serias. Según él.
1995: Caricatura que me hizo pensar que tan tan serias no eran.
Aparte me añade como 10 años.
1995,5: Maldición. Odio tener razón.
2000: Caricatura realizada por profesional del rubro con asiento en Plaza de Armas, al lado de la Catedral, frente al Marco Polo, mirando para Paseo Ahumada.
La cintura fue photoshopeada. Noblesse oblige.
2009: Ésta ya la conocen. Fichu realizada por famoso weblogero que en un rapto de inspiración -o quizás de ausencia de ella- se impuso la hercúlea, pigmaliónica, atlántica (buenosáirica, para más señas) tarea de agasajar a todos y cada uno de sus comentaristas, les guste o no.
Como pueden ver, los años no pasan en vano.
En mi caso no han hecho más que añadir garbo y belleza a mi distinción natural.
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Bien, les di unos minutos de pausa porque noté que se quedaron arrobados. Tranquilos, no pasa nada. Así es el arte.
Y pasando a cosas más prosaicas, también hay que comer:
MENÚ DEL DÍA
ROPA VIEJA
&
2 comentarios:
Jajajajaja qué lindo tener tanta gente que la sibuje a una!!
Como yo soy la que suelo esta en el bando opuesto (las que dibujan pero nadie dibuja)... ya le va a ir el mío!!
Y después le voy a decir en qué me basé.... secretirijillo por ahora!!
En todas está muy linda. En la de 1995, diría que ese pefil con la ceja notablemente arqueada le da cierto aire de villana de telenovela..
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