viernes, 30 de octubre de 2009

Como trote de vaca

Ya que andamos por la cocina, aprovecho para presentarles a Clarisa.


Clarisa es la compañía ideal para esas mañanas plácidas en que no hacen falta palabras.
Básicamente porque no habla.
Y si escucha, debe ser más o menos no más porque hace un tiempo se le salió una orejita y se la pegué con neoprén.
Habría quedado mejor con La Gotita, pero no tenía.
O sea, sí tenía, pero la primera vez que ocupé el pomito hubo un problema.
No, no, en realidad llamarlo "problema" es mucho.
Hubo un, eeeeeh, un inconveniente, una contrariedad; nada importante, no vale la pena aburrirlos con eso. No sé ni para qué lo mencioné. Sigamos con Clarisa.
Les estaba contando que Clarisa es una excelente compañía para mañanas plácidas.
Pero, atención, no se engañen. Bajo ese aspecto frágil y bonachón...


Hay una vaca con huevos.




De Aurorita les cuento otro día.


Bien, eso era todo.

Que tengan un buen fin de semana.





Está haciendo calor, ¿no?

Uf, y esto todavía ni empieza.

Qué quedará para enero, digo yo.


Bueh...

(Intenta silbar Frere Jacques, pero desiste.)

Ya, chao entonces.

Ah, si saben cómo despegar algo que está pegado con La Gotita -cualquier cosa; un florero, un espejo, la tapita de un pomito al pomito, una retroexcavadora; cualquier cosa- me cuentan.

1 comentario:

aleida-g dijo...

Y con que ternura se la ve incubar a sus polluelos!