Ah, no. Esto es lo mismo que cuando uno acaba de parir y pasa todo el tiempo dándole papa a la guagua, sacándole chanchitos y mudándola, y la casa está hecha un despelote y uno ni se ha duchado y anda con unas ojeras como para peinárselas detrás de la oreja; entonces, precisamente entonces, justo llegan las visitas con los regalos. Y hay que hacerles los honores que dicta el protocolo y partir a la cocina a preparar unos sánguches de lo que haya. Aparte de poner buena cara cuando uno acaba de pasar por semejante trance.
Resulta que no contentos con mandar cosas, ahora vienen Hillary Clinton y Alan García y se les ocurre traerlas personalmente. Lo único que falta es que después salgan pelando porque no los atendieron bien y la guagua era fea.
Por qué no mandan los regalos y vienen otro día, digo yo.
1 comentario:
pos que esxs dos se metan los regalos donde no vean la luz y dejen a la gente en paz
Publicar un comentario